Entre los Milesios y los Pitagóricos encontramos a Alcmeón de Crotona quien fue contemporáneo de Empédocles y Anaxágoras. Aunque, en general, se le clasifica entre los pitagóricos, no es seguro que fuera miembro de dicha escuela, y algunos autores le hacen más bien partícipe de las opiniones de los Milesios. En cualquier caso, es seguro que era miembro de la famosa escuela de medicina de Crotona, que en aquella época ya había dado otra gran figura como lo fue Demécedes. Como médico tuvo una gran influencia y aunó el espíritu empírico y crítico de la escuela jonia, con la tendencia especulativa de los pitagóricos. Fue el primero entre los griegos en diseccionar cadáveres, con lo que pudo observar la constitución de diversos órganos sensoriales de igual forma fue el primero en hacer una disección científica de un ojo, lo que le permitió observar los nervios que lo enlazan con el cerebro. Por ello, fue también el primero en hablar de la función integradora del cerebro en las sensaciones, dándole a este órgano el control sobre la vida psíquica. Concibió la salud como una isonomía, o equilibrio armónico de las cualidades que integran el cuerpo, mientras que la enfermedad es la monarquía o dominio patológico de uno de estos elementos o humores (Hirschberger, 1997). Su pensamiento referente al saber divino y saber humano consiste en la contraposición de lo visible y lo invisible. Sitúa al hombre, entre los animales y la divinidad. Los dioses son los únicos que pueden conocer lo que él llama invisible y los hombres sólo lo visible. Alcmeón ofrece un camino para conocer lo invisible a partir de lo visible, es decir, la deducción a partir de ciertos datos mediante un proceso analítico y metódico. Se basa en el examen de las percepciones de los sentidos y de la inteligencia. Él cree que la percepción sensible es común a los hombres y a los animales y que la inteligencia sólo lo es del hombre. Así distingue tres conocimientos distintos de naturaleza distinta: los animales sólo captan las apariencias, la divinidad capta lo invisible y el hombre, mediante las percepciones sensibles, puede deducir lo invisible.
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
Este espacio esta dirigido al Analisis Transaccional, PNL y cualquier herramienta aplicada a situaciones de la vida diaria. Les invito a compartir experiencias, impresiones e informacion mientras disfrutamos de la facilidad on-line. Bienvenidos!
lunes, 19 de abril de 2010
sábado, 2 de enero de 2010
El Origen de las Penas
El ser humano siente una necesidad innata de buscar explicación del porque de sus acontecimientos, ¿en donde se origina la vida?, ¿de donde viene el hombre?, ¿existe dios? ¿Cuál es el origen de las penas? Me gustaría detenerme en esta ultima cuestión y lo primero seria definirla, pero ¿como defino la pena?, es algo tan particular que siente cada uno de nosotros y la pena de uno no es la pena del otro, siendo la propia la mayor de las penas y es tan autentica que toca la ultima fibra de mi ser. ¡Ah, claro!, e aquí un elemento que me permite dar inicio a la definición: es lo que siento o tiene que ver con el sentir. Bueno, siento amor, siento alegría, pero esto no es pena. ¡Umm! tiene que ver con el sentir displacentero, con el sentirnos mal (desolados, tristes, solos, abandonados, traicionados, etc). Entonces si la pena nos causa tanto malestar la solución es no sentir, pues no, porque me gusta sentirme bien, amado, querido, alegre y no quiero renunciar a esto. Es el sentirme mal lo que no me gusta y donde creo esta el origen de las penas. Y si es en el sentirse mal donde esta el origen de las penas, es extirpando este origen maléfico que puedo acabar con este monstruo que nos atrapa y atormenta. Bien he conseguido el origen de las penas y su solución. Caramba, ahora me surgen otras preguntas, ¿porque y cuando me siento mal? Recuerdo tuve una novia que me hizo inmensamente feliz y cuando me dejó la pena fue tan grande que quería morirme, entonces debo renunciar al amor de pareja para no correr el riesgo de ser dejado y sufrir pena. También recuerdo cuando gane el campeonato de judo, me sentí tan orgulloso que la alegría no cabía dentro de mí, y luego me sentí tan mal cuando perdí el titulo, la pena me ahogaba, ¿es que para no sentir pena debo renunciar al esfuerzo, al logro, al éxito a la alegría? Sigo recordando mis momentos de satisfacción y viene a mi memoria mi perro, aquel bello pastor alemán, King, rey, un gran nombre para un gran perro, éramos inseparables, con el me sentía seguro, podía ir a cualquier sitio sin temor a nada, King me protegía. No fue el tiempo suficiente cuando King murió, no quedaron lágrimas en mis ojos ante la pena por la perdida de mi amigo, mi protector. Y continuo recordando mis momentos felices y sí, no puede ser, están seguidos de momentos de pena y entonces será que la pena tiene su origen en la alegría, en el amor. Pero si es así y no quiero sentir pena debo renunciar a todas las cosas buenas de la vida o sentir y aceptar “los momentos”, y ¿Ud. qué cree…?
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
Dr. Félix Piñerúa Monasterio
Suscribirse a:
Entradas (Atom)